HISTORIA No. 1
El ambiente en la ciudad era gris, sentía fresco, anunciaba lluvia, la gente iba y venía, sin hacer caso de la problemática de la situación económica, en el país. En la esquina de Belisario Domínguez, caminaba un pequeño de más o menos 12 años de edad, pelo rizado rubio, ojos color almendra, un lunar muy coqueto en la clavícula derecha. Vestía una camisita de manga corta color azul pálido con figuritas pequeñas, un pantalón de peto color azul más intenso con rayitas muy delgadas en dos todos de rojo. Lleva en la mano una bolsa de papel color beige, cuyo contenido no se apreciaba.
Como cualquier chiquillo de su edad todo le llamaba la atención, se para frente a los aparadores, de la mueblería, la joyería, llegó al taller de bombas centrífugas, pasa a la tienda “El Trébol”, saludando a la Srita. Marina, una catequista, se introdujo a la vecindad No. 37, en el segundo patio Casa No. 5 en donde vivía, en ese tiempo el niño, estaba solo, su mamá fue a trabajar.
La puerta es de madera con dos hojas, quitando el candado empuja la hoja izquierda, la derecha está sujeta por dos pasadores con corredera de metal y una perilla para moverlo; esta perilla no la alcanzaba, recurriendo a un cucharón de aluminio de la cocina, pensó que sujetándolo fuertemente sería suficiente para bajarlo, dio un brinco y alcanzó la perilla, la bajó, pero el cucharón resbaló de su mano cerrada y al caer le abrió la palma de la mano con una herida como de 10 o 12 centímetros de longitud, la hemorragia fue abundante, la abertura fue desde la muñeca hasta la base del dedo índice. Hubo un grito estruendoso de dolor, de susto y un llanto a gritos que causaron pánico entre los vecinos del piso. Un vecino de nombre Miguel, quien era mesero de un céntrico restaurant, se prestó a ayudar al niño, trató de detener la hemorragia con un chorro de alcohol y un torniquete; se escuchó otro grito de dolor, no logrando nada a favor del herido, de inmediato éste y otro vecino lo llevaron a un doctor, que solo al ver la herida dijo: “No me hago responsable”. Enseguida lo llevan a la Cruz Roja, ahí lo atienden de maravilla, le anestesian el brazo y le dieron dieciséis puntadas, ni más ni menos. Estaba en vísperas de entrar a un Internado Militarizado, tuvo que llevar una responsiva médica para que recibieran al pequeño herido, esto lo salvó de las novatadas.
HISTORIA No. 2
Por la avenida que va de la puerta principal de la Escuela Superior de Administración, se agrupaban gran cantidad de alumnos y ex-alumnos de varias de las escuelas del I.P.N. debido a que esa tarde se llevaría a efecto el juego final por el Tazón Interescolar entre las selecciones juveniles del I.P.N. y la UNAM. De sobra era conocido que en ambas escuadras están dos chavos que se traen ganas, deportivamente, tendrían que demostrar quién era el mejor; afortunadamente era solo rivalidad en el deporte, porque fuera de las cancha eran muy amigos, incluso viven en la misma unidad habitacional. Al chico universitario le apodaban “La Muñeca”, es muy guapo y de ojos azules, al chavo del Poli le decían “El Torito” de pelo chino, abundante, para su estatura la espalda parecía de un joven mayor y muy veloz corriendo, las compañeras le envidiaban su cintura, medía 50 cms. La condición física la adquirió viviendo con su padre toda su niñez, era guardabosques en la Sierra Madre Oriental, en el tramo de Ciudad Victoria. Existía la caza clandestina del venado de cola blanca.
El juego se inicia dando la patada de salida los Lobos Plateados, recibiendo el balón la Muñeca Saucedo e inicia la carrera por el propio centro de la cancha, lleva tres defensas al frente, pero comete un ligero error, deja un espacio entre los defensas y él, que El Torito aprovecha y brincando sobre ellos, se impulsa y taclea no muy ortodoxamente a su rival, obligándolo a soltar el balón y éste, saltó hacia arriba, Torito, al caer casi de rodillas aprovecha el vuelo del balón y lo intercepta antes de caer al suelo; la defensa contraria desorganizada, se cubre el Toro y con su defensa compuesta de los alas y centro lo custodian en la carrera para que en menos de cinco minutos anotan los primeros seis puntos, y fuertemente cayó sobre él, la Muñeca y dos universitarios. El árbitro principal estaba a unos metros de la acción y dio por buena la jugada. El hacinamiento de jugadores, claramente vio el árbitro como recibía el Torito una patada en la clavícula derecha, fue un grito de dolor y se desmayó con el balón en los brazos. Detectaron al agresor y lo detuvo la policía estudiantil, con la consigna de que si sufría males mayores, lo consignarían, había sido algo más que una falta deportiva. Hicieron bueno el punto extra y el juego termino ganando los Lobos Plateados del I.P.N. con marcador de 21-7 contra los Bachilleres de la UNAM.
El Torito estuvo en el Hospital 10 días acudiendo a clases casi seis meses, habiéndole operado dos veces por “razones médicas”, pudiendo volver a jugar; pero cambio el futbol americana por el futbol soccer. Quince días después de la última operación andaba nadando en las playas de Veracruz, como treinta o cuarenta metros de la playa, para él todo era diversión.
HISTORIA No. 3
Un día domingo después de haber asistido a la Sagrada Eucaristía, nuestro protagonista se preparaba para salir de paseo con la familia, se aperciba para meter a la cajuela del auto los menesteres que se necesitarían para tal efecto. Tenía la cabeza y la espalda dentro de ella, de algún modo se zafó el seguro de la portezuela y se escuchó un grito de dolor que alarmó a la familia y de inmediato se apresuraron a prestarle ayuda, dándose cuenta que el golpe lo tenía justo sobre las vértebras cuatro y cinco lumbares. El diagnóstico médico fue que se había lastimado el disco de las vértebras mencionadas, además había posibilidades de que el nervio ciático sufriera algún daño, diagnóstico que ignoró de momento nuestro amigo, alegando exceso de trabajo por estar en plena Certificación de ISO-9002.
Siguió su rutina de trabajo, pero aumentando poco a poco las dificultades para caminar, sobre todo en los largos pasillos del metro de la Ciudad de México. En el mes de noviembre en la primera semana entregaron la Certificación, obteniendo su departamento Mención Honorífica; con los nervios ya sin la tensión del trabajo empezaban a disminuir, no así la pierna izquierda que ya era insoportable. Preparó su departamento para poder ir a vacaciones, era urgente, en estos días le habían asignado a un auxiliar, por cierto era muy diligente y captó de inmediato el objetivo del departamento, dejó el trabajo de tal modo que no se notaría su ausencia y de hecho así lo hizo, no avisó a sus jefes y el miércoles 18 de noviembre de ese año, estaba en la orilla de la alberca de conocido Hotel en Tequisquiapan, Qro. El calor era como para tirarse al agua y así lo hizo nuestro amigo; al zambullirse en el agua sintió como una descarga eléctrica tremenda, que le recorrió desde la cintura hasta la punta del dedo grueso del pie izquierdo, impidiéndole todo movimiento, con muchas dificultades pudo salir ayudado por otro huésped. Los analgésicos que le recetaron para el dolor no le hicieron ninguna disminución de los mismos, esa noche no pudo conciliar el sueño.
Al día siguiente optó por regresar a su casa y visitar a su médico; el regreso fue un calvario, manejar con el dolor punzante y más de doscientos kilómetros de carretera, en donde normalmente se hace 1 hora y media, nuestro enfermo hizo cinco horas, llegó llorando como un niño. Esa misma noche su médico lo anestesió y le inyecto algo para terminar el dolor y tenía que hacerlo cada 24 horas. Con los dolores ya muy amainados se presentó a su trabajo, y efectivamente nadie de sus jefes pregunto por él en su ausencia. Debería entregar sus inventarios ya checados con efectos al cierre del año fiscal y justo el día que lo entregó, tuvo un aumento de molestias, en ese momento se presentó en su oficina el Director General, enterándose del hecho lo mandó de inmediato a Médica Sur, era 23 de diciembre vísperas, de Navidad.
Los médicos querían que se internara ese mismo momento, porque el nervio ciático estaba obstruido por las vértebras lumbares 4 y 5 estando involucrado el disco correspondiente a esa zona. El paciente se opuso, porque quería pasar la Navidad con la familia, los médicos dijeron que solo sedado podría soportar los dolores máximo dos semanas; le recetaron 12 ampolletas que no eran comerciales, se las vendieron ahí en el hospital, teniendo la necesidad de volver del 10 al 15 de enero del siguiente año. La hospitalización se efectuó el día 13 de enero en el curso de la mañana, ese mismo día en la tarde empezaron a realiza los estudios necesarios.
La intervención quirúrgica se efectuó el día 17 del mismo mes, aunque no hubo ninguna complicación, duró internado cinco días, saliendo dado de alta el día 22 de mes citado. Solo le quedó de recuerdo una cicatriz en la espalda de 18 cms. de largo. Regresó a sus labores solo para tramitar su pensión, su ciclo productivo estaba por terminar y más valía retirarse a tiempo.
Jorge Enrique Rodríguez.
22 de junio de 2011.
HISTORIA No. 4
En el barrio del primer cuadro de la ciudad, habitaba un mocetón de dieciséis o diecisiete años, demasiado tímido para su edad, le gustaban las niñas de la vecindad, con él y su mamá convivía una jovencita de catorce años, veracruzana, pero igual de cohibida para todo. A Alex le gustaban las niñas y no perdía de vista a Vicky, la niña que vivía en la misma vivienda en otro cuarto sin su mamá. La niña enfermó del corazón y al cumplir 15 años, el mismo día de su cumpleaños falleció. Alex jugaba en las líneas juveniles de futbol americano, por el desarrollo normal del juego alguno de los golpes o varios acumulados le provocaron una hernia inguinal del lado derecho, no le dio importancia hasta que el tamaño era ya del tamaño de una pelota de tenis, también por vergüenza, ¿Cómo le iba a enseñar a su mamá sus partes púdicas? Por la amistad con un militar de alto rango, lograron internarlo en el Hospital Militar, por las relaciones del General Tovar recibió excelente atención, lo intervinieron, además le erradicaron unas verrugas planas que tenía desde hacía varios años.
Conoció a un oficial del ejército, muy joven, unos veinte años de edad que recibió un tiro en la pantorrilla izquierda, deshaciéndole los músculos, aunque los huesos no fueron severamente dañados pero había la posibilidad de que le amputaran la pierna hasta la rodilla. Jamás supo nada de él, por teléfono no daban información.
Alex supuestamente debería usar faja durante un año: pero joven al fin a los 15 o 20 días, tranquilamente nadaba en el mar a unos 100 metros de la playa, su mamá gritaba inútilmente, “vuélvete, tu operación”, él nadaba, nadaba feliz” los años le cobrarían la factura.
HISTORIA NO. 5
Para llegar al centro de trabajo de una persona que vive en un municipio conurbado al centro de la ciudad, resulta algo complicado, por esa cuestión de abordar a veces dos camiones suburbanos para después abordar el metro, a veces hacer transbordos en algunas estaciones, a veces resulta todo un laberinto. Todo esto y sin servicio sanitarios públicos, los pocos que existen afuera de las terminales, en muy mal estado de limpieza. Imaginemos ahora a un hombre maduro que aún no sospecha que mal se está desarrollando en su cuerpo, que cuando sale de su casa va al baño, cuando llega a una terminal, debe recurrir nuevamente al servicio, con lo “atendidos” que están estos lugares y las cosas turbias que ahí suceden, es un martirio. Cuando decide que le hagan exámenes y análisis, resulta que tiene prostatitis aguda, le sugieren se haga la cirugía y evitar un posible cáncer prostático. La intervención quirúrgica se hizo, el análisis postoperatorio, resultó negativo.
Todas las funciones fisiológicas del cuerpo quedaron en perfectas incluyendo la sexual. Todo volvió a la normalidad, tanto en su vida privada como en su trabajo.
HISTORIA No. 6
En una tarde que amenazaba lluvia, regresaba de un viaje al interior de la República en viaje de negocios. El trayecto se realizó en autobús de los llamados “Pulman”, el panorama se veía gris, con amenaza de tormenta, al llegar a la central de autobuses, tomaron una combi, para dirigirse a su destino. Bueno, las cosas no podían ser siempre perfectas, al llegar a la parada convenida, Elías calculó mal la altura del estribo de la camioneta y da un salto cayendo el pie inclinado a la derecha sufriendo una tendinitis de pronóstico reservado.
Pensando tal vez que se curaría naturalmente, no se cuidó caminando con dificultad hasta que los dolores eran ya insoportables, porque seguía caminando. Se consultó a varios médicos y solo le daban calmantes, pomadas, nada más; hasta que un médico le ordenó que debía ponerse una férula, él se la podía poner costándole $1,800.00. Al día siguiente se la colocaron por solo $150.00 y el resultado fue el mismo, solo que andaría en muletas 30 días, después de eso ya se caminaba mejor y sin problemas ni dolores.
Jorge Enrique Rodríguez.
5 de julio de 2011.