Una mañana gris y húmeda como si las nubes quisieran llorar porque el astro rey aún no se decide a salir y regalar con su calor a los habitantes de una minúscula villa al pie del cerro denominado Cerro Gordo, un hombre, enfundado en ropa deportiva de colores azul y blanco, sin importarle que otros seres pasaran corriendo, sudando, jadeando, sin hacer el menor caso y sin hacer algún esfuerzo por correr o cuando menos caminar, solo iba sumido en sus pensamiento y con un caminar como de un fantasma. Recordando que esa madrugada despertó con la respiración agitada, en el sueño tenía la sensación de que algo sobre el pecho le oprimía fuertemente, con el pulso acelerado y sudoroso, se levanta bruscamente, se acercó a la ventana, corrió de golpe la cortina y la sensación que recibió fue muy desagradable; el infinito obscuro totalmente, no había ni una sola estrella guiñando por algún rincón del majestuoso firmamento, por algún rincón de la vasta bóveda celeste; sentí como si empezara a caer en un pozo profundo sintiendo que me absorbía una fuerza extraña que habitara en el final del citado pozo. ¿Estaba soñando?

Cuando se da cuenta, el tiempo no acompaña a nadie y si no hubiese sido por el majestuoso horizonte con que me estaba regalando la naturaleza, esos toques de color ocre que como por magia iban dibujando sobre las nubes; cambiando de figuras de tonalidades de rojos que se van desvaneciendo para darle el paso al Rey Sol que todo lo ilumina, lo embellece; los campos y montes dan frutos, toda la naturaleza misma se encarga de darle belleza a todo ser vivo, hasta se reproduce la cizaña que crece entre los frutos maduros. Toda esta belleza y no tener alguien con quien compartirlo, es traumatizante, alguien que no se ría de ti, que no te quiera dar normas de conducta, que te quieran dar un nuevo camino; esto ¿No es tristeza?

Me dirigí al centro del pueblo, fui a buscar a la señora que vende tamales y atole, se antojaba tonar el desayuno al viejo estilo del pueblo. El atole es de sobrecito, aunque antes lo hacían de masa, también tenía tamales encuerados, y el mejor manjar de ese lugar, la guajolota. La dueña de este pequeño negocio, lo ha venido trabajando desde hace más de veinte años, y no crece. Se preguntarán ¿Por qué? La respuesta es dolorosa, todo lo gasta en médico y medicinas para su hijo que es minusválido y gobierno no le da servicio de seguridad social, oír que el dueño de la fábrica donde trabajaba no tenía a nadie inscrito en el seguro social. ¿El teletón? Existe un nivel de ejecutivos de cuarta que te piden una corta, para poner al enfermo en la lista de ingreso; esto, ¿No es tristeza?

En el caso de que amas verdaderamente y no la quieres para un rato, sino para toda la vida y sientes en tu corazón que con esa persona llenarías tu vida de alegría, felicidad y plenitud en tu mente y en tu cuerpo; pero que por apariencias sociales y presiones estúpidas de gente que nada tiene que ver con las personas o hecho siembran dudas, dolor y traiciones que no existen; que por envidias y pareceres como eso de que: “Esa persona no te conviene” Logrando la separación, hasta te ayudan a encontrar a alguien más que con el tiempo, “si te lastiman” y te tiran al fango; esto, ¿No es tristeza?

Cuando a los cuatro años de edad, miras que en tu casa, se visten de negro, lloran y lloran; que tú también lloras pero no sabes porque, solo lo haces por que los adultos lo hacen y que procuran no platicar cerca de ti, mandándote a la casa de alguna madrina. Cuando a los tres meses de ese acontecimiento regresas a casa y preguntas por tú mamita y te dicen que se fue al cielo, que de ahí te está cuidando, dime: ¿Tú lo comprenderás? Eso es triste. ¿Qué piensas?

A ese mismo niño, unos meses después, lo invitan a la visita de un vecino, llevándolo vestido solamente con un abriguito de dos botones, zapatitos muy gastados y calcetincitos rotos, lo dejan sentadito en una silla y le dicen al oído, “No abras tus rodillitas, y agárrate el abrigo, no lo sueltes”, ¿Se imaginan por qué le dicen eso al nene? No traía calzoncito, no podían comprarle nada; esto, ¿No es tristeza?

El padre que abandona a la mujer y la deja con un pequeño niño, que después de varios años se hace presente; pero en persona no, sino por un tercero y como caridad y casi por fuerza, le da al niño cinco pesos a la semana; pero lo obliga a que vaya cada ocho días a cierto domicilio a recoger la “limosna”. El niño sabe solamente que con esos cinco pesos podrá merendar ese día una concha y una hojaldra con su lechita. Esto, ¿Cómo lo llamarías tú?

Si una vez, alguien a quien amas mucho y después de hacer buenos planes y armar sueños, con el corazón palpitante de júbilo y sin malas intenciones; viene y te da un baño, literalmente con agua fría y te dejan con el alma helada, eso sí, sin malas intenciones, ¿Eh? ¿Cómo llamas a eso?¿Mala suerte o simplemente tristeza?

Por último, al hecho de que no pudiste escalar a puestos importantes en las empresas, por no tener un título profesional, aunque tuvieras mayores experiencias y conocimientos que los titulados; habiendo sido jefe de cuatro de esos ejemplares, a esto ¿Cómo le llamarías? ¿Mala suerte? Yo diría tristeza.com ¿No es así?

Claro que debe existir la conformidad con lo que se alcanza y darle gracias a Dios por sus bondades y agradecerle lo que nos ha dado, en la vida; pero. ¿Por eso deja de llamarse tristeza?

Jorge Enrique Rodríguez.

23 de agosto de 2010.

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